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Rus y Occidente




Rus: Población histórica eslava del Jaganato de Rus y del Rus de Kiev; actuales Rusia, Ucrania y países periféricos de la Europa Central y del Este.





I. Breve marco histórico: 2da Guerra Mundial.


Una de las razones históricas que dio inicio al expansionismo nazi en la antesala de la 2da Guerra Mundial fueron lazos étnicos; ansias por ´´liberar´´ a los germanos que vivían en Austria, en Checoslovaquia; el deseo de la maquinaria estatal nazi por restituir, previo reclamo del pueblo germano, aquellas tierras que históricamente habían sido germanas.


Y ante los ojos de Occidente, aquel reclamo de mixtos orígenes fue, primero, no cuestionado y finalmente cedido. Con estos hechos Alemania volvía a respirar sus aires imperiales, aunque ningún caudillo en ejercicio fuera capaz de verlo, de entenderlo, de comprender que no todos quieren evitar cometer los errores y horrores del pasado, pues para algunos, esas son las vías más fáciles y grandiosas para hacerse con el poder. Aquí yace el error histórico, precisamente; entendible error, de aquellos que juraban mandar en el mundo.


El temor, poderoso señor, ciega nuestros ojos y solas, hace danzar nuestras manos al ritmo de una canción que no escuchamos. ¿Y quién no iba a temer? Si apenas 20 años atrás concluía la ´´Gran Guerra´´ (1ra Guerra Mundial); nombrada de tal forma sin creerse que algo similar podía volver a ocurrir. ¿Quién no iba a gastar en esfuerzo de paz, todo lo que en vida fuera posible?


El pacifismo de Occidente fue también cardo de cultivo para la paulatina escalada de la 2da Guerra Mundial. Así los hombres de paz, prueban que al emplear la razón inadecuada, por un motivo adecuado, sus resultados pueden ser funestos; tratando de evitar los males mayores, en los pequeños perecemos.


Y el mundo se hizo gris; aun se recuerdan aquellos aciagos momentos. He aquí la magnitud del hecho, que tras casi 80 años de acabada la guerra en Europa, aun sus victimas lloran. He aquí el importante papel de las escuelas en materia semejante, pues los jóvenes deben saber qué pasó en el ´39 y los siguientes años de lucha. Los jóvenes, a su adecuada edad, deben horrorizarse de las cifras de la crueldad, tal como en el ´19 se horrorizo el mundo y en el ´45, tras verse algo aun peor, tomar una decisión irrevocable para la preservación de la paz y los pueblos del mundo.


Educar, no para evitar que la historia se repita, sino para que se comprenda por qué se crea la historia y cómo cambia; con ello poder entender las circunstancias antes de que nos sorprendan. El mundo aprendió una lección y casi 80 años después Occidente lo prueba.


II. Sobre Rusia.


Los reclamos rusos son, en parte, históricos. Aunque a Rusia también preocupa la integridad geopolítica en que se encuentra luego de que a lo largo de las últimas décadas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha sumado a sus filas, repúblicas ex-soviéticas que irremediablemente hacen frontera con la Rusia de hoy; colmando las mismas de todo lo que representa esta organización: bases militares, tropas del Occidente y demás artilugios de la guerra moderna; a parte, por supuesto, de la paz. ´´Si vis pacem, para bellum´´ lo que significa ´´Si quieres la paz, prepara la guerra´´ dijo en su momento Flavio Renato, escritor romano.


En febrero del ´45, una vez acabada la guerra, se reúnen en Yalta los líderes de los 3 grandes beligerantes, triunfadores de la guerra: Winston Churchill (Inglaterra), Franklin Roosevelt (USA) y Iosif Stalin (URRS). 4 años después se funda la OTAN en el Occidente. Como respuesta, la URRS celebra el Pacto de Varsovia en el año 1955, abarcando en filas a países del Este europeo (miembros del bloque comunista).


No podemos olvidar los orígenes de la OTAN, organización con 12 países miembros fundadores y que con los años continuó creciendo en filas y territorio, adquiriendo un papel crucial en lo que después vendría a llamarse ´´Guerra Fría´´ entre el bloque capitalista (liderado por USA) y el bloque comunista (liderado por la URRS). Su principal estandarte desde su mismísima fundación fue la paz; pero también la lucha contra la expansión del comunismo internacional en Occidente.


La historia dio un giro brusco al desplomarse la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en el 1991, dejando a la moderna Rusia en un plano oscuro, en el cual mucho de lo que había sido históricamente parte, no solo de la URRS sino también de la Rusia Zarista e Imperial, fue desapareciendo. Entre esas herencias desaparecidas se encontraban las que con los años vendrían a ser Repúblicas Independientes como: Lituania, Estonia, Ucrania, etc; que bordean la geografía rusa en su totalidad. Este giro brusco a la historia fue aprovechado indudablemente por la OTAN, en un escenario en el que con los años, las repúblicas proclamadas independientes al Este de Europa (ex-soviéticas), solicitaron su unión a dicha organización como parte de los esfuerzos para preservar su status-quo, de la antaño URRS y aun poderosa Rusia. Así la OTAN fue sumando adeptos en Europa, asegurando una posición geo-política estratégica frente a su viejo contrincante; es decir creando una línea de contención terrestre mediante dichas repúblicas ex-soviéticas, que mantuvieran a la Rusia que ya se erguía fuerte, a raya y lejos del centro y oeste de Europa.


En la frontera terrestre occidental de Rusia solo quedan como estados no adscritos a la OTAN: Bielorrusia (con gobierno pro-ruso) y Ucrania (república ex-soviética declarada independiente y en la que el último gobernante pro-ruso fue depuesto del cargo en el año 2014, fecha en que, como respuesta a dicho golpe de estado, las tropas rusas ocuparon la península ucraniana de Crimea; un territorio de suma importancia para Rusia no solo por motivos económicos, sino étnicos y de identidad histórica).


Los esfuerzos de la OTAN en Europa del Este son prueba de su más elevado compromiso en la lucha contra el comunismo internacional, a pesar de que el mundo (y Rusia) hayan cambiado mucho desde el 1991.


Ucrania, como república autónoma e independiente, ha solicitado a la organización militar su unión varias veces; petición que ha sido desestimada dada las condiciones políticas, de frontera, militares y económicas de la nación; sin embargo la OTAN no ha desestimado entrar el colaboraciones de diversos tipos con el país eslavo. He aquí la primera cara de la manzana para la discordia y una de las grandes preocupaciones de Rusia: dicha inclusión en las filas de la OTAN significarían un pacto de respuesta militar absoluta por parte de todos los estados miembros, en caso de que Ucrania fuera invadida; ello se interpone en los planes de Rusia, pues una guerra abierta, con tal inferioridad ante la Alianza y tantos frentes juntos en su frontera occidental, sería un desastre colosal para Rusia. Cualquier tipo de colaboración también es motivo de preocupación. Sin embargo, como república ex-soviética, en Ucrania, desde su independencia al caer la URRS, han existido grupos pro-rusos que abogan por la anexión, en unos casos, y en otros por un mayor acercamiento al gigante del Este. En casos más extremos se han auto-proclamado repúblicas populares simpatizantes con el pueblo y su historia rusa.


La segunda cara de la manzana de la discordia, gira en torno al reconocimiento oficial (pues colaboración y financiamiento ruso lo hubo antes) por parte de la Federación de Rusia, de las repúblicas populares autoproclamadas y pro-rusas en la región del Donbass, al este de Ucrania, que se llaman Donetsk y Luhansk; y a las cuales Rusia ha prometido, luego del reconocimiento, apoyo y protectorado militar ante las posibles agresiones de mayor escala por parte de Ucrania (cuyo ejército desde hace varios años hostiga y bombardea dicha región del Donbass como parte de un frente amplio y tímido a dichas autoproclamaciones pro-rusas).


Estas dos repúblicas populares autoproclamadas no se ven inmersas en un conflicto armado y civil con Ucrania, y de por medio Rusia, por primera vez. En el año 2014, luego de una contienda civil y bélica entre separatistas y el ejército ucraniano, con una Rusia protectora de separatistas de por medio, se logró un llamado a la paz con la mediación de gobiernos occidentales como Alemania (presidida por Angela Merkel) y Francia. Dicho llamado a la paz se llamó Protocolos de Minsk, firmados en la capital de Bielorrusia y que sostenían un cese al fuego por parte de los implicados y la liberación de rehenes y prisioneros de guerra. El acuerdo fue violado por ambas partes y en el 2015 se sostuvo un seguimiento a los protocolos de Minsk, donde se acordaba la redacción de una nueva constitución en Ucrania, la recuperación de sus fronteras con Rusia y cierta autonomía a las repúblicas populares autoproclamadas. Los acuerdos fueron violados nuevamente por las partes; en el 2019 se entablaron nuevas conversaciones que resultaron infructuosas. Los Protocolos no se volverían a retomar; hasta la fecha. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en rueda de prensa reconoció que los Protocolos nunca fueron respetados y que fracasaron antes de que su país reconociera a Luhanks y Donetsk como repúblicas independientes de Ucrania. ´´Una mala paz, es peor que la guerra´´ - dijo el filósofo romano Tácito.


III. La nueva guerra.


Pero la historia ha cambiado en su perpetua forma. Por muy poderosas que sean las naciones; adoran la sanción y la repudian cuando se les impone; sanciones que son muestra intachable de poder, supremacía y dominio en nuestro siglo.


El libre mercado, el comercio internacional, sistema financiero: hijos de la globalización y el globalismo; son remedios para evitar la escalada de conflictos armados en lo que respecta a Occidente. La sanción, la deuda externa, los préstamos internacionales, las ansias del desarrollo multilateral en un mundo diverso y lleno de posibilidades, son hoy curas para los males de las cruentas guerras del pasado.


Nuevas guerras se libran, allí donde hay intereses y contrincantes; viejas formas se usan, allí donde el poder de lo nuevo no basta o es inservible. Rusia ha recurrido a viejas formas de guerra; tan necesarias, como estratégicas y únicas dada su posición. Occidente ha respondido con los artilugios de la nueva guerra que, en verdad, Rusia y un par de repúblicas no pueden ganar.


Precisamente, a mi entender, esto es lo que debe preocupar. Putin sabe lo que quiere y también ha calculado un centenar de veces las posibilidades que tiene el bloque occidental para impedirle encontrar aquello que busca; aun así, sabiendo lo que cada cual en Occidente es capaz de dar, Rusia ha enviado tropas a estas regiones que reconoció oficialmente como repúblicas, sabiendo el riesgo de toda índole que corre él y su nación al llevar a cabo esta ´´operación militar especial´´ - como él mismo le llamó. Para un país que es miembro clave del sistema financiero internacional y del mercado mismo, llevar a cabo esta agresión abierta, es, debemos conjeturar, producto de un sinfín de predicciones, cálculos beneficiosos y exitosos desenlaces planificados; en caso de que no, Rusia se encuentra ante una debacle sin igual en su historia como Federación, y en una situación de riesgo para la seguridad social, política y económica pone a toda Europa pero también al mundo.


Supongamos que Rusia sabe que no puede responder efectivamente ante el nuevo modelo de guerra y se ha preparado para enfrentar dicha realidad; pero a la guerra, mediante las viejas formas se ha adentrado, más que por necesidad, por el adelanto de planes de invasión que al parecer, según el presidente de USA, Joe Biden, se estaban planificando desde hacía meses.


El gigante del Este cuenta con los heraldos de la guerra única: armas nucleares; y aunque no creo que ningún líder de superpotencia nuclear sea capaz de dar una orden ejecutiva con la cual ponga en peligro su posición pero también la del resto del mundo, no es sabio poner a prueba la supervivencia de aquel que anda con espadas en la mano.


IV. La lección de Occidente


Occidente aprendió la lección. Ante las puertas de un nuevo capítulo de ´´justicia histórica´´ para un pueblo tan bravo y con tal historia como lo es Rusia, y sobre todo para sus líderes; Occidente no cedió; no quedó callado ante las agresiones a Ucrania, aunque Occidente aun no haya dado muestras de inmiscuirse directamente en el conflicto armado; no pretende abandonar a sus aliados del Este.


La lección fue aprendida: no ceder ante los reclamos expansionistas rusos en Europa del Este para la que, muchos aseguran, Vladimir Putin tiene el destino de restituir la gloria de la desplomada URRS, uniendo a sus viejos vasallos bajo su falda roja. Occidente no cedió, aunque los reclamos, en parte sean justificables.


Yalta y Minsk, desaparecidas en la arena; sepultadas en sus ruinas fúnebres, hoy.


No debemos olvidar que aunque haya un pasado que es motivo de enseñanzas y advertencias, también, ante nuestros ojos, hay un nuevo Sol que ilumina nuevas tierras.


Fin.


Imagen: escudo nacional de Ucrania.




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